Benito y Tomasa
PRIMERA ESCENA
Narrador: Había una vez un circo llamado “El Sol”, en el que
trabajaban muchas personas. Entre una de ellas estaba Benito, un mago y adivino.
Benito: Hoy estoy muy cansado, iré a mi casa y espero que
esté hecha la comida, mi ropa lavada, la cama hecha,… en fin todo preparado
para que llegue y me eche una buena siesta. O si no….
Tomasa: Benito… ¿otra vez has llegado tarde al trabajo? Ya
llevas una semana llegando una hora tarde. ¿Es que no te preocupa tu trabajo?
¡Más quisiera yo trabajar en un circo! Es lo único que tenemos para ganar
dinero.
Benito: ¡Tú, calla! ¡No sirves para nada, sólo para fregar y
limpiar la casa!
SEGUNDA ESCENA
Narrador: Benito tenía una
mujer llamada Tomasa, a la que no respetaba ni apreciaba su trabajo. A
ella le gustaba mucho el circo, pero Benito no la dejaba ver ni representar las
actuaciones porque él decía que Tomasa no servía para nada.
Tomasa: ¿De verdad que no puedo participar en el circo?
Benito: No. ¡Calla ya! Te repito: ¡que no sirves para nada!
¿Cuántas veces tendré que decirlo?
Tomasa: ¡Qué mal! Estaba deseando participar en la próxima
actuación. ¡Qué rollo! Siempre estoy limpiando y tú no haces nada. No valoras
mi trabajo. Es muy duro. ¡Siempre hago lo mismo
Benito: ¿Duro? ¿Tu
trabajo? ¡Yo me parto los huesos intentando hacer reír a la gente! Aunque no se
ríen lo suficiente. Ya no les gusta el circo como antes. No ganamos tanto
dinero. El trabajo está empeorando.
Tomasa: La solución es que yo vaya un día, ¡por favor!,
aunque sea uno.
Benito: ¡¡Noooo!! –gritó Benito.
Narrador: Tomasa salió de la cocina y se dirigió al cuarto de
limpieza… (muy triste)
TERCERA ESCENA
Narrador: Al día siguiente, Benito fue al trabajo.
Benito: Me voy al trabajo. Espero que cuando vuelva, por tu
bien, esté todo limpio.
Tomasa: Sí, ya lo sé. Siempre me dices lo mismo. Yo a
trabajar y tú pasándotelo bien, preparando la siguiente obra. ¿De qué trata la
próxima actuación, la que yo no voy a poder participar?
Benito: No te lo diré.
Tomasa: ¡Qué rollo!
Benito: Bueno, me voy a trabajar, ya llego tarde. ¡No quiero
que te quedes sin hacer nada. ¿Entendido?
Tomasa: Síííí… ¡Qué raro, es la primera vez que te preocupas
por tu trabajo! –dijo Tomasa murmurando.
Benito: ¿Qué has dicho?
Tomasa: Nada, nada. No te preocupes. Pero vete ya, tengo que
trabajar y tú debes marcharte ya.
Benito: Bueno, calla ya, por primera vez tienes razón.
Tomasa: ¡Oh, gracias! Entonces, ¿me dejarás ir al circo para
representar la siguiente actuación? ¡Por favor!
Benito: Tú, no tienes que actuar. ¡Ya eres una payasa!
Tomasa: ¡Calla, Benito! No me insultes. Yo soy una persona
igual que tú y tengo mis derechos.
TERCERA ESCENA
Narrador: Tomasa terminó de poner una lavadora, cuando se
acordó de las actuaciones que hacía en el colegio.
Tomasa: Ojalá pudiera actuar como lo hacía de pequeña y como
actúa Benito.
Narrador: Y justo cuando Tomasa pronunciaba esas palabras,
llegó Benito y se cabreó al saber que Tomasa creía que el trabajo de Benito era
muy fácil y divertido.
Benito: Mi trabajo es de lo más duro y serio que existe,
Tomasa. Debemos aprendernos unos guiones muy largos y complicados.
Tomasa: Sí, Benito. Tu trabajo es divertido y yo lo
interpretaría con mucho gusto.
Benito: Anda, ¡cállate ya! No dices más que tonterías.
Tomasa: Vale, pero sigo pensando que tu trabajo es divertido
QUINTA ESCENA
Narrador: Benito estaba preparando la próxima actuación. ¡Era
divertidísima! Benito tendría que aprenderse mucho texto, pero ese era la
consecuencia de divertir a la gente, o eso creía Benito.
Tomas: Dice Benito que hay que aprenderse mucho texto, pero
yo creo que es mejor no decir tanto texto y, en cambio, cantar, bailar, hacer
algunos juegos,… El próximo miércoles habrá una obra espectacular, o eso creo…
Sería bonito que la viese. Además, aprendería qué es un circo y qué es lo que
se hace allí. ¿Y si me escapo a ver las actuaciones? Pero, actuará Benito…. Y
me podría ver. ¿Y si me escondo entre el público? ¡Eso es! ¡Me esconderé y veré
cómo se trabaja en el circo!
Narrador: Tomasa acaba de idear un plan para ver cómo es y cómo
se trabaja en el circo.
Tomasa: Bueno, mañana empezará mi plan para escaparme al
circo.
Narrador: Al día siguiente, a la hora del comienzo de la
actuación, Tomasa se preparó.
Benito: Damas y caballeros. Con todos ustedes mi historia
fascinante sobre los tres cerditos.
Narrador: Y nada más empezar, la gente se aburrió y se fue.
Benito se quedó solo con sus compañeros.
Tomasa: Alaaaaaa… Ya sé por qué la gente se marcha tan
rápido. ¡Qué rollo! Es verdad. Es muy aburrido, sólo cuentan cuentos. ¡Oh, no!
Se ha ido todo el mundo y no queda nadie para esconderme. ¡Oh, sí! Allí hay dos
personas, pero también están dormidos de aburrimiento.
Benito: ¡Jooo! Ya se ha ido todo el mundo otra vez.
Tomasa: ¡Ohhh! Ya se marcha Benito. Yo también debo
marcharme, o si no, me descubrirá.
Benito: Ya me voy a mi casa. He hecho todo lo que podido.
SEXTA ESCENA
Narrador: Tomasa llegó a su casa a tiempo, y de milagro Benito
no la descubrió.
Benito: Ya he llegado.
Tomasa: ¡Holaaa!
Benito: ¿Qué has hecho?
Tomasa: Llevo aquí todo el día, no he salido para nada.
Benito: (Mira a Tomasa
con cara extrañada) Sí, sí, pero… ¡callate ya!
Tomasa: Vale. (Se ríe
disimuladamente)
Benito: Al día siguiente, Benito estaba fastidiado por un
molesto dolor. Entonces, Tomasa llevó a Benito al hospital.
SÉPTIMA ESCENA
Narrador: El médico lo revisó y dijo que tenía que reposar y no
hablar muy fuerte. Tendría que estar sin trabajar durante tres semanas.
Benito: ¿Qué? ¡No podré ir a la próxima actuación!
Tomasa: Tú ayer dijiste que no tenías suplente, ¿quién hará
tu trabajo?
Benito: No lo sé. –contestó Benito en voz baja.
Narrador: Benito y Tomasa se fueron a su casa. Benito iba muy
triste, preocupado y dolorido por sus dientes.
Tomasa: Debes descansar, y no podrás actuar.
Benito: ¡Ya! No sé qué voy a hacer.
OCTAVA ESCENA
Narrador: Benito no podía ir a los ensayos, pues estaba dolorido.
Tomasa: Me ha llamado el médico y me ha dicho que tienes una
muela picada. ¿Es ese tu dolor?
Benito: Sííí… –dijo Benito en voz baja, porque eso era lo que
el médico le recomendó.
Tomasa: Vale, sigue descansando en tu cama o estarás dolorido
durante mucho más tiempo.
Benito: Vale, ¡qué mal me siento! –murmuró Benito.
NOVENA ESCENA
Tomasa: Al día siguiente, Benito se sentía peor. Y ese día era
la representación en la que tendría que actuar Benito.
Benito: Voy a llamar a alguno de mis compañeros de trabajo y
les preguntaré que si han encontrado algún suplente para sustituirme.
Narrador: Benito llamó a sus amigos y les preguntó, aunque la
respuesta no le gustó mucho a Benito, puesto que le respondieron que no habían
encontrado a nadie.
Tomasa: Voy a prepararte una tila.
Benito: Sí, sí, calla y date prisa, que ya ves cómo me
encuentro.
Tomasa: Sí, sí. ¿A qué hora es la actuación que
representarías tú?
Benito: Es a las siete. Y deja de hablar de eso, ¡me pone de
los nervios!
Tomasa: Vale, creo que podré ir. ¡Será mi primera actuación
en el cine! –murmuró Tomasa.
Narrador: Tomasa ya había planeado para ir al circo y sustituir
a Benito, aunque no contando cuentos. A Tomasa se le ocurrió una idea más
divertida.
Tomasa: Benito, tengo que irme.
Benito: ¿A dónde?
Tomasa: Eeeee… ¡Al supermercado!
Benito: Vale, no tardes mucho. Ya sabes cómo me encuentro.
Tomasa: Sí.
(Tomasa sale
de su casa y se dirige al circo)
DÉCIMA ESCENA
Tomasa: ¡Qué ilusión por participar en el circo!
Narrador: Tomasa llegó al circo y el público no espera la
actuación de Tomasa
Tomasa: Buenas tardes. Ahora, vosotros y yo vamos a cantar
una divertida canción.
Narrador: Tomasa comienza a cantar una famosa canción infantil.
Tomasa: ¡Hola, Don Pepito!
Todos: Hola, Don José. (Murmura
el público porque nunca habían hecho algo así)
Tomasa: ¿Pasó usted por mi casa? (Señala al público para que siga la canción)
Narrador: Todos se divierten con la canción y se ponen a
bailar, ¡parecían patos mareados! Después de la actuación, Tomasa estaba
supercontenta y muy agotada.
Tomasa: ¡Qué bien!, creo que les ha gustado.
Narrador: Tomasa vuelve muy contenta a su casa y le cuenta lo
sucedido a Benito, aunque él no cree que le haya gustado al público. Para
asegurarse, llama a uno de sus amigos.
Benito: Hola, ¿eres mi compañero de trabajo? Quería saber si
de verdad Tomasa ha actuado bien y ha tenido éxito.
Narrador: Benito se quedó patidifuso, ¡era verdad! Entonces,
Benito comprendió que su trabajo también lo podía realizar una mujer, que entre
hombres y mujeres debe haber igualdad. Desde aquel día, Benito y Tomasa
compartieron escenario en el circo.
Escrito por Rocío Corral León, Andrea
Labunet y Rafael Bueno Polo.
Un gran bailarín